Todos los años, normalmente sobre finales de mayo, se celebra la Romería del Rocío donde miles de personas se dirigen en peregrinación desde distintos puntos de España a la aldea del Rocío en Huelva. La provincia de Cádiz demuestra un gran fervor a la blanca paloma, dada la cercanía de la pedanía almonteña del Rocío. Pero para que las hermandades de Cádiz puedan hacer esta peregrinación debe salvar el obstáculo que representa el río Guadalquivir en su camino.
Y todas ellas deben de hacer el embarque desde la playa de Bajo de Guía en Sánlucar de Barrameda hacia el otro lado de la desembocadura del Guadalquivir, al parque natural de Doñana. Es uno de los puntos más complicados en cuanto a organización porque hay muchas hermandades rocieras que necesitan de este transbordo desde la playa de Bajo de Guia.
Ese día se respira un ambiente especial en Sánlucar de Barrameda donde cientos de rocieros demuestran su alegría por sus calles buscando el punto de embarque, deseosos de pasar a las arenas del coto de Doñana. Hay ese aroma inconfundible de devoción, fiesta y sabor rociero que impregna esta peregrinación de personas. Pronto en la mañana se escucha el sonido de la flauta y tamboril, que acompañara al Sinpecado de sus hermandades normalmente tirados por bueyes, flanqueados por jinetes y romeros a pie con el traje típico andaluz.
Y todas ellas deben de hacer el embarque desde la playa de Bajo de Guía en Sánlucar de Barrameda hacia el otro lado de la desembocadura del Guadalquivir, al parque natural de Doñana. Es uno de los puntos más complicados en cuanto a organización porque hay muchas hermandades rocieras que necesitan de este transbordo desde la playa de Bajo de Guia.
Ese día se respira un ambiente especial en Sánlucar de Barrameda donde cientos de rocieros demuestran su alegría por sus calles buscando el punto de embarque, deseosos de pasar a las arenas del coto de Doñana. Hay ese aroma inconfundible de devoción, fiesta y sabor rociero que impregna esta peregrinación de personas. Pronto en la mañana se escucha el sonido de la flauta y tamboril, que acompañara al Sinpecado de sus hermandades normalmente tirados por bueyes, flanqueados por jinetes y romeros a pie con el traje típico andaluz.
Ese día se respira un ambiente especial en Sánlucar de Barrameda donde cientos de rocieros demuestran su alegría por sus calles buscando el punto de embarque, deseosos de pasar a las arenas del coto de Doñana. Hay ese aroma inconfundible de devoción, fiesta y sabor rociero que impregna esta peregrinación de personas. Pronto en la mañana se escucha el sonido de la flauta y tamboril, que acompañara al Sinpecado de sus hermandades normalmente tirados por bueyes, flanqueados por jinetes y romeros a pie con el traje típico andaluz.
Se hace una excepción, pues se permite entrar y pasar unas noches en el parque natural de Doñana a las caravanas de vehículos, animales y personas. El transbordo a la otra orilla esta controlado por las autoridades como parte del denominado “plan Romero”.
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